AVUTARDA SOÑADORA
Ya está marcado el camino
de milenios recalcado,
nos sentimos peregrinos
que andando con ilusión
del camino disfrutamos.
Caminamos pertrechados
para el frio aguantar,
y en el verano una sombra
que nos acoja, buscamos con
ansiedad.
Que hermosas las florecillas,
-se oye a uno comentar-
y al acercarse a las plantas
descubre al lado un panal,
que hace que olvide el reuma
y a la marcha ya en carrera
huyendo de aquel lugar.
Clase de naturaleza
es al cruzar el pinar,
que si el pino es carrasco,
que si el pino es doncel,
nos saca de duda el guía
con su recto proceder
en la lección de ese día.
Lo mejor de la mañana
es la hora del almuerzo
que el bocata hace surgir,
y se agradece la bota
que se escurre hasta el fin.
Seguimos la marcha al rato
alegres y satisfechos
sin pensar que todavía
nos queda un largo trecho.
Ya va llegando el final
las fuerzas se desparraman
y todos nos acordamos
de aquella rama de pino
llamada “escoba de bruja”
que si fuera voladora
todos quisieran montar.
Avutarda soñadora
que nos miras desde el cielo,
acógenos con tus alas
y guíanos con atino,
para que con alegría
acabemos el camino,
y la próxima semana
el cansancio no sentirlo
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