Una vez más, y no es la última, comenzamos en tierras de Minaya
nuestra actividad de senderismo, que después de las vacaciones del verano ya
tenemos ganas de recorrer caminos y sendas, viendo paisajes y tierras nuevas,
en la compañía de todos nosotros y de de los que vengan.
La ruta comienza en el Molino de Viento que hay junto a la carretera
N-301. Este Molino construido a mediados del siglo XX, es símbolo de la llanura
manchega y del cultivo del cereal en esta zona. Representa también el ingenio
de Cervantes y su obra el Quijote, dentro de la cual en su segunda parte, sitúa
en las cercanías de Minaya el pasaje de los Leones que cuenta las peripecias de
don Quijote ante los leones que iban camino de la Corte.
Nos adentramos en el pueblo por el Paseo Real, pasando por la Casa
Palacio de los Señores de
Minaya. En su interior existe un patio donde quedan restos de unas columnas con
arcos de lo que fue una de las galerías porticadas de un claustro.
Seguimos callejeando llegando a la plaza donde esta La
iglesia de Santiago el Mayor, es el monumento más significativo. Con una torre
fortaleza de piedra labrada a sus pies, 30 m de altura, donde sobresale la caja
de la escalera de caracol adosada al exterior de forma semicilíndrica que la
recorre hasta lo alto con sus numerosas troneras vigía. Iniciada a finales del
siglo XV en estilo gótico rural.
Salimos del pueblo al lado del otro Molino de Viento que esta
en ruinas, y que Pascual Madoz ya lo nombra en 1848. Seguimos por el Camino de
Villarrobledo, hasta llegar al cubillo como los llaman por estas tierras,
cubillo de reciente construcción. Sin duda ninguna, los elementos más llamativos de la
arquitectura rural en piedra seca en la zona. Construidos exclusivamente con
piedras adosadas, sin ningún tipo de argamasa, su planta es circular si bien
encontramos algunas excepciones que presentan planta cuadrada o rectangular,
(de los 119 censados, solamente cuatro no son circulares). Su aspecto exterior
es el de un tronco de cono de perfil parabólico.
Seguimos nuestra ruta entre campos de cereales, viñas y
olivos, en uno de estos paramos para almorzar.
Seguimos nuestra ruta con más alegría después del tentempié, adentrándonos
en un pequeño bosque de pinos para finalizar nuestra ruta en Las Casas de La
Peña.
Mañana soleada con un poco de calor, y ligeras brisas frescas,
que nos ha hecho más llevadera la ruta por esos campos pedidos, hasta donde la
vista nos alcanza.
Juan Pablo López Aracil.
VIDEO DE LA RUTA